La vida después del COVID-19
No cabe duda de que el reciente estado de alarma sanitaria a golpeado la fragilidad psicológica de muchas personas. Como personal laboral que trabaja con ancianos y sus familiares, lo hemos visto en primera persona. También nuestro equipo ha tenido que afrontar esta crisis sanitaria. Llenos de temor, incertidumbre y consciente de la responsabilidad de protegerse y proteger a nuestros residentes.
Al final, sabemos que nuestro esfuerzo personal y laboral ha valido la pena, habida cuenta de que en Kirikiño estamos sanos. Las pruebas de PCR, vinculadas al coronavirus Covid-19, realizadas en nuestra Residencia de ancianos han dado negativo en todos los casos. Sin embargo, como alegan nuestros profesionales del área de salud mental, con la desescalada del confinamiento, aparecerán los estragos.En efecto, son numerosos los expertos en psicología que alertan sobre las alteraciones y problemas de salud mental que deja esta cuarentena. Problemas psicológicos a los que debe sumársele los desafíos y cambios sociales que ha causado la pandemia del Covid-19. Entre ellos, el impacto económico o en la actividad económica de muchos ciudadanos. Sin olvidar que la amenaza de riesgo de contagio sigue vigente.
Sin embargo, a pesar de una experiencia tan angustiosa, con ecos transpersonales, que aún la magnifica más; existe la posibilidad de sacarle ventajas. De aprovechar esta crisis del coronavirus como medio para reforzar nuestra adaptabilidad, fortalezas y el ser resilientes.
La respuesta a la pregunta de cómo afrontar la vida después de la crisis del Covid-19 depende de nuestra propia actitud. Y en Kirikiño queremos compartir entre todos nuestras experiencias como trabajadores sociosanitarios y como profesionales psicosociológicos. ¡Seguro que podemos encontrar el modo de convertir esta crisis en una oportunidad para perfeccionarnos!
La soledad nos enferma, nos convierte en individuos frágiles.
Las lecciones de vida de las personas mayores
La soledad nos enferma, nos convierte en individuos frágiles. El distanciamiento social seguramente haya generado cierto aislamiento psicológico, lo cual puede fácilmente llevarnos a una depresión. No obstante, ahora que vamos entrando en fases sucesivas de la desescalada, aprovechemos para reactivar la vida social. Aunque siempre con sensatez. Ser parte de una red social nos aporta vitalidad y sentimiento de protección, es decir, influye mucho en nuestra salud y bienestar.
No por mucho madrugar, amanece más temprano. Como reza la sabiduría popular, hay que saber gestionar nuestro tiempo. Vivir estresados y con rutinas diarias extenuantes nos impide tener una vida de calidad. Aprovechemos a partir de ahora a bajar el ritmo de vida y del consumismo sin sentido.
Con todo, no se trata de llenar nuestras horas de socializaciones que nos agotan, ni tampoco de responsabilidades extras que nos drenen. De este confinamiento y cuarentena deberíamos haber aprendido a valorar nuestro tiempo propio. Reforzar nuestro mundo íntimo y personal.
Lo que nos enseñan muchos de nuestros residentes ancianos es a saber pararse a contemplar la vida. A meditar, si se quiere. Pero también a disfrutar de las pequeñas cosas. Algo que muchas personas han podido experimentar durante esta cuarentena y deberían mantener en durante el post confinamiento. ¡Digamos adiós al estrés innecesario!Y si de disfrutar de lo que ya tenemos en nuestra vida diaria se trata; la crisis del coronavirus nos enseñó a valorar lo que tenemos. Esos elementos intangibles, pero que aportan bienestar a nuestra vida. El aire libre, las relaciones sociales, la solidaridad, el cuidado del medio ambiente, la ecología,…
Asimismo, debemos ser parte de nuestra comunidad. SOLIDARIDAD, salud pública. Valorar los servicios sociales y comunitarios.
Conclusión
La vuelta a la normalidad.
Toda una lección para uno mismo, que nos hace sabernos posibles. Pero también esta experiencia traumática nos permite sentirnos más solidarios, más humanos y empáticos hacia los demás.
Porque tus talentos, parte de tus recursos y el apoyo de tus seres queridos siguen ahí. ¡Valórate y valora lo que tienes!
Seguimos en riesgo de contagios, así que las salidas deben ser puntuales, evitando las aglomeraciones.
Porque tus talentos, parte de tus recursos y el apoyo de tus seres queridos siguen ahí.
Si algo nos enseñó esta cuarentena es a disponer de tiempo para nosotros mismos y para nuestra familia.