En el mundo de las residencias y los centros de día nos encontramos con una dificultad muy grande, que es la motivación de las personas mayores dependientes. Tenemos que reconocer que no es sencillo pero es lo más importante para mejorar su calidad de vida. Porque por mucho que seamos conscientes de la importancia del ejercicio físico, los talleres cognitivos y demás iniciativas que realizamos todos los días, si nuestros mayores no quieren o no saben para qué les sirve, los resultados que obtenemos de los mismos no suelen ser los más óptimos.
En el 2010 hicimos un curso que estaba enfocado a la motivación personal dentro de la vida. Tengo que reconocer que a nivel personal fue un auténtico descubrimiento porque hablaba de cosas sencillas pero analizadas y separadas en varios puntos.
Una de las áreas de las que trataba el curso era lo que denominaban “la rueda de la vida”. Trataba de que para estar motivado en lo que hacemos hay seis puntos en los que tienes que estar bien, porque si estás mal físicamente o tienes problemas en tu entorno familiar, en el trabajo se va notar.
Después de aplicar personalmente este curso, fui consciente de lo importante que son los diferentes aspectos para estar contento con lo que uno hace. Y tuvimos la reflexión de aplicar estos conceptos en la motivación de nuestros mayores en los centros.
La rueda trataba de seis aspectos:
- Profesional y Reconocimiento
- Física y Salud
- Ética y Espiritual
- Familia y Hogar
- Mental y Educativa
- Social y Cultural
Cómo podéis comprobar es algo muy básico que cualquier persona sabe, pero que sirve como guía para realizar cualquier taller a los que estamos acostumbrados.
Hay un taller que siempre recomiendan todos los médicos que es pintar. Imaginaos que a una persona mayor, porque es bueno para su físico, le ponemos a pintar a Bob Esponja. Los resultados que obtienes son una hora de aburrimiento porque es bueno para su físico. Pero sí coges los conceptos de la rueda de la motivación y, en vez de pintar a Bob Esponja pintamos algunas banderas, castillo o algo cultural, a la vez que están pintando están aprendiendo o escuchando una historia. Y mejor todavía, si además hacemos participes a sus familiares o algún colegio cercano.
Al final pasa de hacer una actividad porque me lo manda el médico a desear estar en contacto con otras generaciones. Vale para algo lo que pinto y estoy deseando estar más tiempo pintando.
Con esto no digo que es muy fácil encontrar la motivación de nuestro colectivo, sino justo lo contrario, por eso tenemos que tener una visión muy amplia de todos los aspectos para mejorar la asistencia que prestamos en los centros.
Cuando debato sobre este tema siempre hay alguno que comenta: “pues le preguntas si le gusta lo que haces y en función de lo que te digan así trabajas”. En parte no les falta razón ya que no tenemos que trabajar por modas sino por motivaciones personales. Lo que pasa que hay que saber filtrar, hay muchos que opinan sin haber probado la actividad (unos dicen que les gusta, otros que les disgusta), otros sin embargo les ves disfrutar pero te dicen que no les va, otros no quieren molestar y te dicen que todo está bien.
Tengo que reconocer que mucho de lo que hacíamos ya estaba orientado a estos conceptos pero el hecho de analizar los talleres con seis prismas diferentes, dan mayor enriquecimiento a lo que trabajamos.
Mi consejo para todas las personas es que cuando hagamos algo pensemos en que nos aporta, pero visto de varias perspectivas. Estoy seguro que os acordaréis de este artículo.